Nuestra mesa es muy larga, de manera que en general, las conversaciones son mantenidas entre los comensales más cercanos: unas tres o cuatro personas de un lado y las tres o cuatro de enfrente, excepto cuando esa conversación tiene algún condimento especial y alguien levanta la voz para participar de ella al resto.
Este es el caso de la sobremesa del 27 de abril del 11 (fecha hito en mi tránsito -y el de otros cuatro- por La Cancha). Habíamos iniciado una conversación sobre el juego de la “pelota mano”, acerca de cómo se jugaba antes, como se juega ahora, que se ha jugado actualmente en La Cancha y en un trinquete de la ciudad. Hablamos de las pelotas y de los elementos con que se hacen y cómo se hacían antes.
Un comensal (para no dar nombre daré sus iniciales: A.M.F.), aportó que antiguamente se forraban con “cuero de perro” -lo que no es ninguna novedad- y que en su momento nuestra ciudad fue “gran exportadora de cuero de perro a Europa”, y ésto si era una novedad que dió para comentarios. Así, se levantó la voz de la conversación y se generó la polémica, algunos comentarios burlones y risas por el aporte.
Era una buena oportunidad para alegrar el espíritu, de manera que me plegué a la orda de detractores que se encarnizaban contra A.M.F., quien aseguró además que en la Aduana de Gualeguaychú había registros de las exportaciones. Todo lo cual alimentaba aún más su figura como blanco.
Pasado el momento, recordé que entre mis archivos había leído algo parecido. Busqué y encontré éste documento (para ver en mayor tamaño hacer clik sobre el mismo):
Fuente: ZIVELONGHI, Alfonsina M. LA CANCHA: “LOS VASCOS”. En: LA COMUNIDAD VASCA (Trabajo Práctico de Seminario). Instituto del Profesorado Sedes Sapientiae, Departamento de Historia. Gualeguaychú, 1998.
Estimado A.M.F., nobleza obliga, acalladas las risas es hora de darte la razón.
Salud!
El Archivero de la Kantxa
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